La inmunidad colectiva, también conocida como inmunidad de grupo, es un concepto crucial en la lucha contra las enfermedades infecciosas. Se refiere a un estado en el cual una gran parte de una población se vuelve inmune a una enfermedad específica, ya sea a través de la infección previa o la vacunación.1 Cuando esto ocurre, la propagación de la enfermedad se reduce drásticamente, lo que protege tanto a las personas inmunizadas como a las que no lo están.
La inmunidad colectiva funciona como un escudo comunitario. Cuando una persona inmune se encuentra con el patógeno que causa la enfermedad, no puede propagarse fácilmente porque no encuentra suficientes personas susceptibles para infectar.1 Esto rompe la cadena de transmisión y disminuye la probabilidad de brotes epidémicos.
El umbral necesario para lograr la inmunidad colectiva varía según la enfermedad y su capacidad de transmisión. Para enfermedades altamente contagiosas, como el sarampión, se requiere una alta tasa de vacunación, a menudo alrededor del 95% de la población.1 Para enfermedades menos contagiosas, el umbral puede ser más bajo.
La inmunidad colectiva es esencial para proteger a las personas que no pueden recibir vacunas, como aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos. También es crucial para prevenir brotes de enfermedades y alcanzar la normalidad en tiempos de pandemia, como en el caso del COVID-19.
En resumen, la inmunidad colectiva es un mecanismo poderoso para proteger a una comunidad contra enfermedades infecciosas. La vacunación es una herramienta fundamental para lograrla y mantenerla, y su importancia se ha destacado especialmente en tiempos de crisis sanitaria global.